Si saco bien las cuentas, desde el regreso de la Democracia a nuestro país (1983 con Alfonsín), al día de hoy han pasado treinta años. Son tres décadas y recuerdo bien las calles de Oberá por aquellos días, con canciones en inglés sonando en las radios, donde Michael Jackson era una estrella y nuestros supuestos representantes eran Palito Ortega y folcloristas y tangueros obedientes -los otros estaban exiliados-. En los inicios de los ’80 a mi me intrigaba el arte y digamos que en las calles no había mucho de eso ni mucho de nada que fuera diferente. No había colores en exceso y cuando mirábamos una tarde cualquiera predominaba lo gris y lo azul por todas partes.
Eran tiempos donde lo más importante era el fútbol y la fórmula uno con Reutemann al volante. Veníamos de ver a Maradona hacer magia en el mundial de Rusia y estábamos yendo a lo que sería el esplendor absoluto del fútbol nacional en México ’86. En la “tierra colorada” el fútbol también era importante, seguíamos la campaña de Guaraní Antonio Franco con el máximo apoyo, queríamos que gane, que gane. Lo único que nos importaba era que gane.
Paralelamente y a nivel local hemos seguido las campañas de Ex-alumnos 185 y en las cuatro ruedas a Quique Urrutia y su Falcón “naranja” en el circuito con su trazado de tierra roja reventando de gente y allí gritábamos como locos y levantábamos banderas hasta el cielo buscando que Quique gane. Queríamos que gane y no nos importaba nada más y Quique ganaba y nos llenaba de orgullo.
Eran tiempos así, en los que íbamos ansiosos a ver a nuestros deportistas jugar en sus canchas, a saber: Club Atlético Oberá, Ex-Alumnos 185, Racing de Villa Svea, Olimpia y Libertad (que no tenía cancha pero que tenía corazón), con encuentros feroces y clima de fiesta, casi siempre. Pero, exposiciones de arte casi no había y cuando las había… iba poca gente.
Aun pese a todos los vientos en contra hubo instituciones Obereñas como la Facultad de Artes, la Fiesta del Inmigrante, la Feria del Libro, el Centro Polivalente de Arte y otras muchas entidades y asociaciones que siempre trabajaron por el crecimiento cultural de nuestra región. De la última década podemos hablar con felicidad de Oberá en Cortos y la Murga del Monte como valiosos exponentes del esfuerzo y el loable trabajo de sus integrantes para llevar adelante eventos prestigiosos que nos distinguen a todo nivel y ubican a Oberá en el mapa grande.
Así vemos que mientras el fútbol, el automovilismo y más recientemente el basquet, cuentan con un apoyo importante de dirigentes y empresarios a través de subsidios y publicidad, además de la asistencia de gran cantidad de público, nuestra vida cultural ha tenido que conseguir oxigeno para seguir viviendo a fuerza de coraje y trabajo y el apoyo incondicional de un puñado de obereños entusiastas.
En parte es así la mezcla que constituye a Oberá, una fina trama de fútbol, basquet y motores rugiendo, con mucha pasión dirigida siempre en un mismo sentido. Nos queda por delante el desafío de seguir trabajando mancomunadamente para alcanzar un merecido equilibrio en la balanza cultural de nuestra ciudad, donde el deporte tenga su apoyo y las artes lo tengan también y no hablo solamente de apoyar económicamente, hablo de asistir a los eventos artístico-culturales; porque nos gusta ser cada vez mejores y no solo más rápidos, y manifestar orgullosos que vamos al cine, al teatro y a los eventos artísticos porque nos hace bien y porque el arte… nos completa.
Jan Kislo
*El presente texto ha sido publicado en el boletín de reseñas «En La Mira» que dirige la Lic. Valeria Darnet.